No soy un gran amante de la fotografía paparazzi, pero he de decir que Ron Galella me dejó un poquito más cerca de este noble arte de retratar la vida cotidiana de los famosos.
Ron pone toda su pasión y un poco más en aquello que le gusta y consigue transmitirte la intensidad con que lo vive.
Atendiendo al título del documental, uno ya puede comprender cuál va a ser el tema de este. Fotógrafos que se pasan de la raya, famosos que pierden los nervios, encuentros cuanto menos, tensos...
Pero Smash his camera es mucho más. Habla de la parte más artística de esta profesión. Fuera de las escenas más rocambolescas y cómicas tiene un fondo donde la fotografía de paparazzi consigue ese toque artístico que hoy en día es imposible encontrar, diría yo.
Atendiendo al código de ética de la NPPA, se pueden apuntar algunas cosas. Si bien no estoy muy seguro de que Galella imcumpla ninguna de estas normas éticas, ya que no conozco sus técnicas secretas, si que se situa en el borde del cumplimiento en algunas de ellas. “No alterar o influenciar en los eventos intencionadamente”. Aquí nos encontramos a un Galella que debido a su intrusismo, altera inevitablemente, el orden de las situaciones. Si hasta en alguna ocasión se observa a los fotografiados corriendo calle abajo para huir de él.
En cuanto a las recomendaciones ideales, imcumple claramente otras tantas. “Esforzarse por ser discreto y humilde con los sujetos” por ejemplo.
Atendiendo a las estrategias llevadas a cabo por Ron, estoy casi por completo de acuerdo con ellas, pero algo en mi interior me hace no poder apoyarlas al cien por cien. Está claro que los famosos tienen una relación peculiar con los periodistas. Gracias a ellos consiguen su fama y se la deben, en parte. Aquellos que no quieren entrar a formar parte de este círculo tienen la posibilidad más o menos sencilla de negarse.
Hablando de la relación del fotógrafo con Jackie, creo que se trata más de un caso de simbiosis que de parasitismo, como en la mayoría de las relaciones celebritie/ prensa. Tengo muy claro que quienes no quieren formar parte del mundillo del corazón consiguen mantenerse al margen, ya sean cantantes, pseudo-cantantes, actores, futbolistas o toreros.